RETO 4. 1ª PARTE: REFLEXIONES SOBRE EVALUACIÓN

Para situarnos, empezaré diciendo que casi toda mi vida docente la he pasado en Primaria y como tutora. Soy especialista en inglés (y he dado clase en Infantil y en Secundaria), y he impartido las asignaturas de Natural and Social Science y Art, porque llevo desde 2007 trabajando en centros bilingües. 




Parto siempre de una evaluación inicial en la que tengo en cuenta, además de la observación directa, que me parece esencial, pruebas que pasamos los compañeros/as de ciclo de forma coordinada. A principio de curso les pido a mis alumnos/as que rellenen un cuestionario sobre inteligencias múltiples para que me sirva de guía y les ayude también a conocerse a sí mismos, sus fortalezas y aquellos aspectos en los que necesitan ayuda. Siempre insisto en que todos somos muy “inteligentes”, aunque nuestras inteligencias sean diferentes, y en que siempre podemos hacer que crezcan… recibiendo ayuda y ayudando a los demás. 




Después de haberles “tomado el pulso” yo, reviso los informes de cursos previos y si puedo, hablo con el maestro o maestra que los tuvo el curso anterior. Cuando ya llevo con la clase un par de meses, me gusta analizar las relaciones que hay entre ellos/as, elaborando un sociograma. 

Para la evaluación continua y final, hacemos controles escritos y orales, tenemos en cuenta las actividades que hacemos en clase, utilizamos rúbricas (de expresión oral y trabajo en libreta, de momento) consensuadas y usadas por todo el profesorado de Primaria en mi centro (o al menos esa es la intención). Las rúbricas también las utilizan los propios alumnos/as y por ejemplo se autoevalúan y se evalúan unos a otros en las presentaciones orales. También uso de vez en cuando listas de comprobación (checklists). Y al final de cada trimestre les pido que se autoevalúen y también me evalúen a mí fijándose en lo positivo, lo negativo y lo que está “en medio”. Me estudio muy bien las evaluaciones que hacen mis alumnos/as sobre mí y siempre aprendo mucho de ellas. La observación me parece una herramienta indispensable para la evaluación en todas sus fases. 




Los controles escritos (pruebas de desarrollo, de respuesta múltiple…), checklists y las tareas de clase suelen proporcionarme más información “cuantitativa”, mientras que el uso de rúbricas y cuestionarios, y sobre todo la observación, me proporciona más información “cualitativa”. La mayoría de las veces me resulta difícil y en muchas ocasiones injusto, reducir todo a un número que se graba en “Séneca”. 




Por eso me han parecido muy interesantes (y pienso copiarme, je, je) “las otras notas” del profe Ramón; ahí dejo el enlace: 

https://www.emagister.com/blog/10-respeto-generosidad-las-otras-notas-del-profe-ramon/

En general, creo que en mi centro (yo también, claro) evaluamos más los resultados que el proceso y pienso que nos dejamos por el camino una parte realmente importante, que debería tener mucho más peso en la evaluación. 

Al comenzar cada unidad, sobre todo en Ciencias Naturales y Sociales, hacemos una reflexión sobre lo que sabemos del tema y sobre lo que queremos aprender, para partir de ahí; casi siempre utilizo tablemats. En cada sesión empezamos “refrescando” lo que sabemos y terminamos reflexionando sobre lo que hemos aprendido (a veces haciendo algo tan sencillo como repartir post-its y que cada niño/a anote una frase y la pegue en la puerta antes de salir). Al final del tema, comprobamos si hemos dado respuesta a lo que queríamos saber. 

En cuanto a competencias, intento evaluarlas lo máximo posible e integrándolas en todas las asignaturas. 




Debo reconocer que nunca estoy del todo satisfecha con mis estrategias de evaluación; siempre tengo la sensación de que se me “escapa” algo. 

En mi centro, en general, el peso de la evaluación recae sobre los maestros y maestras. Somos pocos los que usamos evaluación entre iguales. Hay pruebas externas (las pruebas de escala en 2º de primaria) y me encantaría que nos evaluásemos unos a otros, pero eso aún no lo hemos conseguido (por temas de horario es complicado, pero además, hay un “miedo” generalizado a que los demás se metan en nuestras clases); he tenido la suerte de vivir una experiencia de job shadowing como parte de un proyecto Erasmus Plus y en tres ocasiones he visitado centros en Reino Unido y me parece una forma genial de aprender de otros; también he estado en las clases de amigas maestras en otros centros y han sido experiencias muy enriquecedoras. Pienso que los centros educativos siempre deberían estar abiertos a estas “visitas” y la administración dispuesta a apoyarlas. 




Centramos la evaluación sobre todo en los contenidos; se tiene en cuenta la actitud, pero, en mi opinión, se nos sigue escapando buena parte del “proceso”. 

El cuándo y el cómo evaluamos depende mucho de cada maestro/a. Al final de cada unidad hay una prueba escrita que, en general, se prepara de forma coordinada; pero evaluamos todos los días: pruebas orales y escritas, checklists, rúbricas…. Hay maestros más “tecnológicos” que otros y vamos introduciendo poco a poco herramientas como “plickers” o “kahoot”. El uso del portfolio es otra asignatura pendiente… Nos queda tanto por hacer…



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